Y aunque se avecinaba una gran tormenta por los relámpagos que iluminaban la noche, al final fue una ligera llovizna y las hojas de los frondosos árboles no dejaron que la lluvia llegara al suelo. Pero lo que sí escuchamos fue un ruido ensordecedor, una especie de disparo al aire, y es curioso cómo el cuerpo se pone en alerta porque teme por su supervivencia, hasta que al final te convences de que estás a salvo y pase lo que pase vas a salir vivo de esta experiencia porque aún tengo muchas motivaciones por delante, así que pude conciliar el sueño. Y a la mañana siguiente supe que el ruido era para ahuyentar a los elefantes salvajes...
¿Cómo resumir lo que ha sucedido en este día? Cogimos lo que ellos llaman un catamarán y me invitaron a remar, ¡clarooo!, ¡cómo negarme! Parecía un niño con zapatos nuevos remando hacia la otra orilla. Casi me caigo en el lago al llegar y mojé uno de mis zapatos, pero estaba tan contento que ni me importó. Después nos explicaron todo lo relacionado con el coco. Desde pequeño siempre escuché que del cerdo se aprovecha todo, pues para los de aquí sucede lo mismo pero con el coco, que lo aprovechan todo, y así nos enseñaron a partirlo, rayarlo y hacer una especie de pan que mezclaban con coco, lima, cebolla y un toque picante para no variar. Y para rematar la faena, me invitaron a conducir el tuk tuk. ¡Clarooo!, ¡cómo negarme! Seguía como un niño con zapatos nuevos...
¿Y después, qué sucedió después? Una de las cosas que siempre busco en los viajes y acabo encontrando, interactuar con la gente y empezar una amistad. Y todo ello gracias a un niño que quería practicar con nosotros el español y al final dialogamos con toda una gran familia que se habían reunido en Sri Lanka desde diferentes partes del planeta. Tal vez me los vuelva a encontrar, ¿quién sabe? Solamente por ese momento, ha merecido la alegría venir hasta aquí...
Y con el guía ha sido una confirmación, mi intuición no me falló, un gran corazón y lo mejor que me podía pasar... Nos cuida como si fuéramos de su familia y gracias a él estoy aprendiendo muchas cosas sobre el país...
Y cuando ya pensaba que el día había acabado y no daba para más, asistimos a un espectáculo de danzas populares y de repente me encontré con él, supe que era él... Por eso y mucho más, estoy como un niño con zapatos nuevos. Si me dijeran que hoy termina el viaje regresaría hiper satisfecho, pero aún quedan muchos días por delante y la vida sigue sorprendiéndome... ¿Qué pasará?
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