Hace cuarenta días decidí tomarme un respiro y dejar de publicar entradas
en este blog. ¿El motivo? Darme cuenta de que empecé a escribir más por otros que
por mí mismo, buscaba la valoración de los demás y me llegué incluso a exigir y
presionar. Había un desequilibrio, entonces una voz me susurró que ese no era
el camino: «Por ahí no, Ibán, por ahí no». Era el momento de parar y
volver al centro, por eso tomé la decisión de cerrar el chiringuito sin tener
la menor idea de si algún día volvería a iluminar este preciado rinconcito. Y
con el paso de los días me acordé de la tan famosa cuarentena, que es
muy sana para soltar los apegos y cualquier adicción que tengas, así que eso es
lo que me propuse, hacer una cuarentena…
Aquí estoy de vuelta cuarenta días después, liberado y sin tener ni idea
de lo que me espera, pues aunque parezca contradictorio, cada vez me conozco
más pero eso me lleva a no tener ni puta idea de lo que sucederá. Disfrutar,
esa será mi premisa, disfrutar…
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