miércoles, 9 de mayo de 2018

¿Y lo que nos hemos reído?


Amigos que desde que se vieron por primera vez se reconocieron como hermanos, gemelos del alma. Y sentados el uno junto al otro, cogidos de la mano, contemplaban la puesta de sol, su ritual desde que decidieron unir sus caminos y estar juntos para compartir la recta final de sus vidas. Ayer volvieron a hacerlo bajo el aroma a hoja marchita y el fresco otoñal, lo que les hizo proteger sus gargantas con un suave fular de seda, color malva para ella, color verde para él, esperanza, que compró en La India la última vez que fue. Su pasión seguía siendo viajar… Y tomando un té con sabor a jazmín y menta marroquí, volvieron a brindarse un momento inolvidable. «Amiga, ¿sabes de qué me he dado cuenta? Acabo de descubrir otro miedo escondido», le dijo él sorprendido. «Amigo mío, llevas noventa años con lo mismo, sacando de dentro y conociéndote a ti mismo», le respondió ella entre risas. «¿Y lo que nos hemos reído? Quizás por eso seguimos vivos», reflexionó él en voz alta. Y rieron, siguieron riéndose de ellos mismos, recordando las anécdotas vividas, sin prisas, sin ningún reloj salvo el de la luna que les daba la bienvenida…



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