Entre
las cosas que hice ayer, fue dar un paseo familiar por la costa y
observar a unos pescadores tirar la caña. De repente me imaginé el
símil de lo que podría ser para los peces coger
el cebo.
¿Cojo el alimento aparentemente fácil o me quedo en el océano?
¿Voy a lo cómodo, ese
trocito inmóvil que está esperando por mí,
o exploro el espacio infinito que me rodea? Claro que ellos no se
imaginan que mordiendo el cebo se acabaría su vida, pero es el
riesgo que entraña estar en la zona de confort, que te puedes quedar
atrapado en vida. Muchas
veces preferimos escoger una aparentemente seguridad limitada que la
abundancia ilimitada...
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