No suelo acordarme
de mis sueños, cuando me despierto no suelo recordar qué estuve
soñando, pero hay un sueño de mi niñez que sí recuerdo con mucha
intensidad. Me había convertido en una especie de pirata y estaba en
una isla a punto de encontrar el tesoro. Cuando lo encuentro, que era
una gran caja de hojalata llena de bombones, la abro y, justo antes
de ponerme un delicioso bombón en la boca, me despierto. Ay,
recuerdo que cuando me desperté no me lo podía creer, yo quería
seguir en ese maravilloso sueño, así que volvía a cerrar los ojos
para ver si conseguía retornar a ese lugar y seguir con la
aventura...
Y también recuerdo alguna que otra experiencia similar, pero en vez de ponerme
triste por volver a la realidad, me alegraba muchísimo porque se
trataba de una pesadilla...
Y vuelves a la
realidad, a esta supuesta realidad, pero por qué esto que llamamos
realidad no se podría tratar de otro sueño más. Quizás se trate de
otro sueño y, cuando despertemos, todo desaparecerá...
Y cuando despertamos nuestras experiencias se tornan narraciones
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