El domingo, paseando
por la playa, quise retroceder unos pasos para volver a leer un
mensaje escrito sobre la arena...
“El
infinito es mi límite”
Me gustó
tanto...que me hizo sonreír, así que desde aquí doy las gracias a
ese mensajero anónimo, desde aquí agradezco a esa persona por
haberme hecho sonreír y creer que mi límite está en el
infinito...
Y es que eso de los
mensajes en la playa, sin pretenderlo, pueden llegar hasta lo más
profundo de nuestros corazones...
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