“Bajo
cualquier circunstancia, haz
siempre lo máximo que puedas,
ni más ni menos. Independientemente del resultado, sigue haciendo lo
máximo que puedas, ni más ni menos. Si intentas esforzarte
demasiado para hacer más de lo que puedes, gastarás más energía
de la necesaria, y al final tu rendimiento no será suficiente.
Cuando te excedes, agotas tu cuerpo y vas contra tí, y por
consiguiente te resulta más difícil alcanzar tus objetivos. Por
otro lado, si haces menos de lo que puedes hacer, te sometes a tí
mismo a frustraciones, juicios, culpas y reproches. No importa si
estás enfermo o cansado, si
siempre haces lo máximo que puedas, no te juzgarás a tí mismo
en modo alguno. Y si no te juzgas, no te harás reproches , ni te
culparás ni te castigarás en absoluto”.
“Si
haces lo máximo que puedas, vivirás con gran intensidad.
Serás productivo, y serás bueno contigo mismo porque te entregarás
a tu familia, a tu comunidad, a todo. Pero la acción es lo que te
hará sentir inmensamente feliz. Siempre que haces lo máximo que
puedes, actúas. Hacer lo máximo que puedas significa actuar porque
amas hacerlo, no porque esperas una recompensa. La mayor parte de las
personas hacen exactamente lo contrario: sólo emprenden la acción
cuando esperan una recompensa, y no disfrutan de ella. Y ese es el
motivo por el que no hacen lo máximo que pueden. Si emprendes la
acción por el puro placer de hacerlo, sin esperar una recompensa,
descubrirás que disfrutas de cada cosa que llevas a cabo. Las
recompensas llegarán, pero tú no estarás apegado a ellas. Si no
esperas una recompensa, es posible que incluso llegues a conseguir
más de lo que hubieses imaginado. Si nos gusta lo que hacemos y si
siempre hacemos lo máximo que podemos, entonces disfrutamos
realmente de nuestra vida. Nos divertimos, no nos aburrimos y no nos
sentimos frustrados”.
Dicen que este
acuerdo es el que permitirá que los otros tres se conviertan en
hábitos profundamente arraigados...
“Los
tres primeros acuerdos sólo funcionarán si haces lo máximo que
puedas.
No esperes ser siempre impecable con tus palabras. Tus hábitos
rutinarios son demasiado fuertes y están firmemente arraigados en tu
mente. Pero puedes hacer lo máximo posible. No esperes no volver
nunca más a tomarte las cosas personalmente; sólo haz lo máximo
que puedas. No esperes no hacer nunca más una suposición, pero sí
puedes hacer lo máximo posible. Si haces lo máximo que puedas,
hábitos como emplear mal tus palabras, tomarte las cosas
personalmente y hacer suposiciones se debilitarán y con el tiempo,
serán menos frecuentes. No es necesario que te juzgues a tí mismo,
que te sientas culpable o que te castigues por no ser capaz de
mantener estos acuerdos. Cuando haces lo máximo que puedes, te
sientes bien contigo mismo aunque todavía hagas suposiciones, aunque
todavía te tomes las cosas personalmente y aunque todavía no seas
impecable con tus palabras”.
Y colorín
colorado...los cuatro acuerdos se han acabado...
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