Ayer, 1 de agosto,
hizo un año en el que Mireia Belmonte consiguió la medalla de plata
en la prueba del 200 Mariposa en los Juegos Olímpicos de Londres.
Recuerdo ver esa final y brincar de la emoción, haciéndome olvidar,
por un momento, que pronto ingresaría en el hospital...
Y ayer, 1 de agosto,
Mireia Belmonte volvió a ganar la medalla de plata en la prueba del
200 Mariposa en los Mundiales de Natación celebrados en Barcelona.
Por poco no fue oro, pero fue una plata meritoria, que refleja el
esfuerzo, constancia y tesón de esta nadadora de garra, que se marcó
como objetivo seguir en la élite mundial un año después...y lo ha
conseguido.
Ayer
pensé que todos
podríamos colgarnos una medalla.
Si consiguiéramos superar los retos que se nos presentan cada día,
podríamos presumir de una medalla de oro, una medalla de oro porque
oro es lo que valemos, y para
superar los retos simplemente hay que hacer lo máximo que podamos...
Y
“haz siempre lo máximo que puedas”
es justo el cuarto acuerdo, pero otro día les hablaré de ello...
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