Hay momentos en los que disfruto imaginándome invisible y juego a observar a la gente sin que nadie note mi presencia, pero hay otros en los que parezco invisible aunque me gustaría ser visible... Y me resulta incomprensible, no lo entiendo, ¡el mundo está ciego!, ¿cómo no son capaces de verme si estoy aquí?
Entonces paro, observo y reconozco mis carencias, tratando de llamar la atención de gente que no me ve o ni siquiera me tiene que ver... Hasta que caigo en la cuenta de que lo único que debo hacer es prender la llama de mi interior y encontrarme conmigo mismo... Yo sí me veo y eso es lo que verdaderamente importa...
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