Última etapa, de las más largas, por eso salí desde muy temprano y los primeros kilómetros los hice en plena noche, sin luz, aguzando la vista como un búho y con paso firme dirigiéndome a la Catedral de Santiago...
Pero antes de llegar, por el camino me volví a encontrar con una pareja a los que llamé mis héroes: con una niña de pocos meses, no fue un impedimento para ellos hacer el camino, poniendo al carrito unas ruedas más resistentes al terreno y tirando de él hasta alcanzar la meta. Y me gusta esa gente, me inspiran y me motivan, se les veía sanos, al menos la excusitis, la peor enfermedad que podemos tener, no la padecían... ¡¡¡Ole por ellos!!!
Y qué emoción los últimos kilómetros, se me hicieron cortos, agradecido por haberlo terminado, pero sobre todo por haberlo disfrutado...
Y cuando pensé que mi visita a Santiago no iba a tener ninguna connotación religiosa, al final acabé uniéndome a una congregación de jóvenes argentinos cantando canciones de Jesucristo. Se les veía tan emocionados y divertidos que, no sé, imposible resistirme, a mi niño interior le encanta el juego... 🤸❤️😁
Para terminar, otro mensaje del camino: sé siempre tú mismo. Sí, sé siempre tú mismo, compartiendo tu luz y transformando tus sombras...
No hay comentarios:
Publicar un comentario