Y antes de empacar la mochila y trasladarme al aeropuerto para regresar a casa, una última reflexión:
A menudo solemos escuchar lo de prohibido rendirse o que rendirse no es una opción, pero para mí rendirme sí fue una opción y me lo llegué a plantear cuando aparecieron las inesperadas ampollas en las plantas de mis pies, pero más que rendirse o abandonar, que suele tener una connotación negativa, se trata de parar...
Todo es cuestión de prioridades y para mí mi cuerpo, mi templo, el único que tengo, es mi prioridad y trataré siempre de cuidarlo. Mi vida no dependía de llegar o no a la meta, se trataba de ocio al fin y al cabo, así que no llegar no significaba un fracaso, el fracaso es no intentarlo... Y yo lo intenté y como no hubo dolor ni sufrimiento y, por ende, lo disfruté, continué avanzando hasta llegar a Santiago...
Así que para mí parar no es ningún fracaso, parar es una opción y ya habrá más oportunidades de volver a lograrlo, sobre todo yo que iba solo y no iba a condicionar el viaje de los que estuvieran a mi lado... Menos autoexigencia, más consciencia, todo es aprendizaje, todo es experiencia...
El camino, un gran reto físico, mental y emocional del que salgo inmensamente fortalecido y más consciente de mí mismo...
Y por último, un regalo que me esperaba en Santiago. En cierta manera, fue como reencontrarme con el pasado, pero siendo yo mismo. La vi, me vi, nos vimos reflejados y la semilla ya está plantada para regresar a esta ciudad y compartir mi experiencia con quienes estén dispuestos a escucharla y sentirla... Gracias Xus, por tu maravillosa presencia...
