martes, 9 de noviembre de 2021

¿Por qué será?

¿Por qué nos cuesta hablar bien de nosotros mismos? Es curioso, pero para criticarnos somos los primeros y no ponemos ningún tipo de freno al enumerar nuestras debilidades y fallos, pero a la hora de hablar bien de nosotros nos cuesta un montón, como si etiquetarnos con un adjetivo amoroso fuera un delito criminal… ¿Por qué será? Tal vez por la creencia de que las cosas bonitas nos las deben decir los demás y no nosotros mismos ya que lo contrario sería falta de humildad, arrogancia o que me lo tengo muy creído… «No tienes abuela», me han llegado a decir a la hora de piropearme, como si las abuelas fueran las únicas que pudieran resaltar nuestras virtudes y fortalezas… ¿Y si hablar de forma positiva sobre el ser tan maravilloso que somos es una cuestión de seguridad y autoestima sana? Abogo por hablarnos con respeto y no avergonzarnos de decirnos cosas bonitas… 




2 comentarios:

  1. Gracias, Ibán. YO TUVE ABUELA, se llamaba Dionisia. Fui nieto tardío, de los que no se esperan, como esos albaricoques de final de verano carnosos y colorados. Ella me regañaba por mis pillerías e incluso me atribuía la autoría de las ajenas, siempre que fueran ingeniosas, porque así me veía, listo, como un espejo de si misma.

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