Y en Halloween, que es la noche del terror por excelencia, me dio por pensar en mi mayor miedo: que pueda perder la chispa y que me dé igual morir que vivir... Estar sin motivación, vivir la vida como si estuviera metido en un ataúd a la deriva... Ese es mi mayor miedo...
Pero todo depende de mí, la chispa de la vida sigue ardiendo dentro de mí y solo debo conectarme con ella para recordarme lo maravilloso que es estar aquí...
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