Me recosté apoyado en el suelo, miré al cielo y vi que las nubes se movían a gran velocidad porque las atizaba el viento, pero detrás de ellas había un cielo azul intenso que parecía infinito… Y yo a veces creyéndome el centro del Universo, cuando en realidad soy un ínfimo punto flotando en medio de la inmensidad. Y con esto no me menosprecio, pues ser ese punto minúsculo es maravilloso. Tengo mi función, igual que la tienen los otros diminutos puntos con los que interactúo, y todos y cada uno de nosotros formamos parte del todo…
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