El llanto libera, la risa agranda el alma... Y la risa llegó para equilibrar la balanza... Recordar, una vez más, que me encuentro fenomenal...
Un momento así tenía que llegar... (Día 5 de Cuarentena)
Ayer me acordé de la película Sexo
en Nueva York,
cuando la protagonista está sumida en una profunda tristeza tras una
ruptura sentimental, no tiene ganas de nada sino de dormir y piensa
que nunca más volverá a sonreír.
Entonces hubo una
escena en la que las risas aparecieron de repente, de forma
espontánea y sincera, y la volvió a conectar con la alegría,
aunque fuera de forma fugaz… Me acordé de esa escena y me dije que
tal vez, a nosotros, también nos podría ocurrir, que la risa
hiciera acto de presencia y se colara entre nosotros sin más…
Pues
ayer ocurrió. Abrí la ventana, disfruté de los rayos de sol que se
colaban por ella y les dije a mi hermana y sobrino: ¡qué
maravilla!, que me miraron durante unos segundos para acto seguido
volver
a centrarse en la
televisión. A
continuación,
me agaché para comprobar qué tal iba el flan que se estaba
cocinando en el horno y mi hermana volvió a mirar hacia mí, pero
como no me vio porque estaba agachado, por un momento pensó que me
había caído por el hueco de la ventana. ¿Tan mal me ves como para
lanzarme y acabar con mi vida? Y nos reímos, la situación nos hizo
reír y seguimos pensando que esta experiencia es de alto voltaje y
definición… No, no me tiré por la ventana.
Aunque
reconozco que he tenido pensamientos suicidas, sigo con vida y con
ganas de experimentar esto que me está tocando vivir…