―¿De dónde viene?
―De Canarias.
―¿Y a dónde va?
―A ver a mi amiga.
―Pero usted sabe que estamos confinados y no podrá salir a la calle, ¿verdad?
―Sí, lo sé, vengo a encerrarme con ella.
―¿Eres tonto? Con lo bien que se está en Canarias sin toque de queda.
―No, soy su amigo, existe un vínculo tan grande entre los dos que no lo sabría explicar con palabras, y aunque estemos en casa sin salir lo voy a pasar fenomenal.
―Pues no le voy a dejar, ¡está prohibido viajar a esta Comunidad!
Y de repente… apareció la tristeza, me abrazó por detrás y me tiró en el sofá, dejándome sin energía para desplegar mis alas y volar… Cuando viene a visitarme me gusta atenderla, sentirla, trascender el duelo, asimilar la pérdida… hasta aceptar que las cosas son como son… y visualizar que en un futuro próximo nuestro encuentro se hará realidad y estaremos juntos compartiendo anécdotas en el sofá…