Ese hubiera sido el título si alguna vez hubiera escrito un libro: a
la mierda con tu alegría, me confesó un día entre risas. Mi Ibán, me decía
con adoración, y cuando yo no estaba presente les confesaba a sus amigos que yo
tenía razón en todo lo que le aconsejaba, pero que luego no lo aplicaba o tal vez le costaba. Mi
niña linda, gracias por elegirme como acompañante en tu proceso, le das
sentido a todo lo que estoy haciendo y vibro con tu agradecimiento. Siempre
estarás presente en mi corazón y, por supuesto, tu asiento no podía quedar vacío
el día de la presentación. Un abrazo al corazón, querida Johanna...
miércoles, 5 de agosto de 2020
A la mierda con tu alegría
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