Pronto se convirtió en la piscina de las confesiones, aquella en
la que te sientes cómodo para mostrar todas tus facetas. El agua, cálida y
confortable, simulaba el líquido amniótico en el que suavemente nos envolvemos
cuando estamos en el vientre de nuestra mamá, generando la confianza necesaria para
interactuar con el resto de elementos que también estaban flotando dejándose
llevar… Y una certeza: nunca es demasiado tarde para hacer aquello que amas…
No hay comentarios:
Publicar un comentario