Y puedo construir lo que siento, eso es lo que estoy aprendiendo…
Imaginemos el caso de alguien que está estudiando muy duro para aprobar un
examen y conseguir un puesto de trabajo, pero al final suspende… La emoción
brota, esa es inevitable, y puede ser tristeza por la pérdida o enfado por no
conseguir lo que quería conseguir… Y después de la emoción entran en juego los
pensamientos… ¿Qué tipo de pensamientos merodean por tu mente? Si te dejas
contagiar por un bucle negativo en el que piensas que nunca consigues nada, que
no vales para nada, que siempre te pasa lo mismo, que es imposible, estarás
creando un sentimiento de desolación, apatía, abatimiento… Pero si en lugar de
eso te da por pensar que este traspiés te servirá para mejorar, que las cosas
pasan porque algo mejor está por llegar, que vas a enfocarte en la oportunidad
que hay detrás de este aparente fracaso, probablemente te sentirás esperanzado,
motivado para mejorar… Entonces, ¿de qué depende lo que sintamos? De nosotros,
de los pensamientos que alimentemos. Puedo construir lo que siento…
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