Y sentado en la butaca pude confirmar que la decisión tomada la noche
anterior me estaba devolviendo al camino de la coherencia. Como un disparo
al corazón, certero, de esos que te dejan en paz, sin ningún atisbo de
dudas. Pones el freno antes de que se produzca un descarrilamiento. Para, no
tengas prisa, decide por dónde y cómo quieres continuar… Y sentado en la butaca
seguí disfrutando de la película…
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