Sí, así es, afina bien el oído y te darás cuenta de que no gozas de
libertad plena. Ahora soy más libre que antes, eso seguro, pero soy consciente
de que no soy libre del todo, resquicios de culpabilidad y miedos retumban
dentro, como un tambor que no cesa de ser tocado por la fuerza del
inconsciente, pero si pones a punto el sentido del oído y escuchas atentamente,
te percatarás de las cadenas que te privan de la libertad absoluta, esa que
tanto anhelas. El primer paso es darse cuenta, el segundo cambiar, entonces
pongo la intención en el cambio, transformo la esclavitud en liberación,
reclamo ser libre, tengo derecho a ser libre… Así me fui a la cama una
noche, repitiéndome sin cesar que tenía derecho a ser libre, liberándome de la
culpa que me ahogaba, porque era ficticia, inventada…
No hay comentarios:
Publicar un comentario