miércoles, 21 de mayo de 2014

Reír a carcajadas

Y así, desde buena mañana, empecé a reír a carcajadas...


La rutina había comenzado. Sonó el despertador, me lenvanté rápidamente para apagarlo, porque desde hace unos meses no lo pongo en la mesa de noche, me volví a tumbar sobre la cama durante unos minutos para recitar mi frase matutina, aquella que ya redacté en su momento de “con total aceptación y alegría comienzo con nuevos ojos este día...”, hice la cama, me duché y posteriormente preparé el desayuno...

Pues fue sentado en el sofá, justo después de desayunar, cuando me da por contestar un whatsapp a alguien que me había escrito la noche anterior. Me hizo tanto reír su respuesta inmediata, que empecé a reír sin parar, mirándome al espejo o caminando de un lado a otro de la casa y, sinceramente, agradecí ese momento porque reírse es una auténtica bendición. Dice Osho que “si la gente pudiera reírse a carcajadas por lo menos una hora por día, sin razón ninguna, no necesitarían ningún otro tipo de meditación”.


Pues muchas gracias a quien me hizo reír a carcajadas y, mientras termino de escribir esta entrada, sigo riéndome a carcajadas, carcajadas silenciosas que te llegan al alma...

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