Creo que no me habían dicho un piropo tan bonito, que predico con el ejemplo, que aquello que yo mismo aporto en mis talleres lo aplico después en mi vida diaria, que no voy pregonando por ahí la teoría para después poner en práctica lo que me da la gana... La coherencia, dicen por ahí, la llevo tatuada en mi piel y eso me genera paz y tranquilidad...
Y quizás, por eso, me estoy encontrando más pronto de lo esperado, tal vez porque no he obviado ninguna fase del duelo: sentir y observar hasta reconectar con mi esencia y esta vida tan plena...
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