Esa es la pregunta que se está haciendo la gente al leer mis últimos escritos, ¿qué le estará pasando a Ibán? Y desde la preocupación
por el cariño que me tienen las conjeturas empiezan a revolotear en sus mentes:
¿Habrá fallecido algún familiar cercano?, ¿le habrá vuelto la enfermedad? Nada
de eso, estoy más vivo que nunca, y
por eso mismo, porque estoy muy vivo, doy rienda suelta a mis sentimientos,
porque uno de los mayores y mejores aprendizajes ha sido expresar lo que siento
y la escritura me ayuda a ello… Y si lo que siento es tristeza no hago nada por
ocultarla, simplemente la siento; si lo que siento es amor, mi corazón palpita
de tal forma que aunque trate de aparentar lo contrario se me nota hasta en el
andar; si lo que siento es nostalgia, mi mirada lo transparenta todo; si lo que
siento es motivación, la sonrisa de oreja a oreja me delata, y si lo que siento
es dolor lo abrazo, lo respiro, elimino el sufrimiento y lo transformo en una
oportunidad para aprender de las experiencias pasadas, quedándome con lo bueno…
Y no hay necesidad de hablar más, comparto mis reflexiones a través del blog
porque desde el principio fue muy sanador, un aliado que me ayuda a conectar
conmigo mismo, pero guardando lo más íntimo en mi corazón, dueño de lo que no
me apetece decir, agradeciendo el cariño que me profesan y reconectando con la
paz y lo maravilloso que es vivir…