Despertar, un día más, dar las gracias, recordar tu prioridad, la paz… Cada día es un nuevo comenzar, dar las gracias, otra vez, más vale que sobre a que falte, gratitud por los cuatro costados, agradecer es gratis… Despertar, respirar, confiar, decir gracias, por estar vivo, por estar sano, por este día de más, por todo lo que se te ocurra en cada instante. El agradecimiento es la memoria del corazón, así que dejemos que quede bien grabado en nuestra piel…
Hablamos de superar obstáculos, de escollos que se interponen en nuestro recorrido y que debemos afrontar, barreras difíciles de sortear pero no imposibles de rebasar... La actitud es fundamental, percibir todo como un juego para darte cuenta de hasta dónde puedes llegar, pero también es importante dejar el orgullo atrás y pedir ayuda cuando sentimos que la podemos necesitar... Y por el camino, haces nuevos amigos... Dicen que soy bestial, eso dice la medalla que me dieron al final, jajaja. Dejémoslo en que soy un niño que fue a hacer algo nuevo con la intención de disfrutar...
Caer al corazón, escuchar a nuestro cuerpo, los síntomas hablan y transmiten información, actuar en consecuencia, resolver la situación... A eso lo podríamos llamar autosanación... Aceptar, no resistirnos ni luchar contra la adversidad, simplemente confiar, alimentar la esperanza, pues el día en que deje de pensar que todo pasa para mi máximo beneficio, ya nada tendrá sentido...
El pasado como trampolín, así deberíamos usarlo, aprender de las experiencias pasadas para impulsarnos en lugar de regodearnos de nuestras desgracias tumbados en un sofá…
Amigos que me inspiran con sus textos y que yo reescribo a mi manera:
"No perdemos, no ganamos, no fracasamos ni triunfamos. La vida consiste en crecer, aprender quiénes somos, desaprender lo que creemos que somos pero no somos, descubrir lo nuevo, escribir, borrar y reescribir otra vez, de eso sé algo, de borrar y escribir todo el rato para sanar mi alma con palabras... El día que comprendamos que lo único que nos vamos a llevar es lo que vivimos, empezaremos a vivir lo que nos queremos llevar".
Me dio por indagar, soy así de curioso, y me enteré que fue Platón, a través de su obra «El banquete», quien nos empezó a meter la idea en nuestras cabezas de que somos la mitad de una naranja y que necesitamos encontrar la otra mitad para que nuestra vida tenga sentido. ¡Menudo falso mito nos han contado!
No soy una fruta, soy una persona, y tengo todo lo necesario para sentirme completo y vivir una vida plena. Mi felicidad depende de mí, no de otra media naranja, así que no me falta un trozo ni una mitad para lograr lo que me proponga...
¿Y si...? Respiré hondo, el pensamiento se me quería colar por toda la escuadra... ¿Y si...? Otro más, a cada cual más catastrófico... ¿Y si...? Para, no agarres esos pensamientos, déjalos pasar, recuerda que soy el creador de mi propia realidad, me dije a mí mismo, así que si sigues por la línea de alimentar estos pensamientos tan negativos, esa es la realidad que vas a experimentar...
Hay personas con las que estás, pero luego hay personas con las que eres y ahí radica la gran diferencia. Ayer estuve, pero ayer también fui...
Nuestra mejor baza es la palabra, para bien o para mal, expresar lo que queremos decir, pero fijarnos bien en cómo lo vamos a decir... De nosotros depende crear paz o fomentar el conflicto. Pero otro aspecto fundamental es saber interpretar lo que dice el otro, no oír, sino escuchar, y sobre todo no llevarte nada a lo personal... El lenguaje, que es lo que nos diferencia de los animales, nos puede unir, pero también alejar, así que veamos en el otro un igual en vez de alguien separado de ti...
¿Han probado a casarse con ustedes mismos? Se me ocurrió pronunciarme esta frase y el efecto ha sido maravilloso:
Ibán, ¿quieres recibirte a ti mismo como esposo y prometes serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad y así amarte y respetarte todos los días de tu vida? ¡Me caso, vamos que si me caso, un matrimonio para toda la vida! ¡Estáis invitados a mi boda!
Estaba triste, corrí triste, llegué a la meta triste... Y lloré, no porque gané, no porque perdí, lloré porque me abrazaron espontáneamente, le susurré al oído que estaba triste y mis lágrimas empezaron a caer babeándole toda su camiseta... Y empecé a reír, y las lágrimas se entremezclaron con risas, y las risas me llevaron a más lágrimas, y al final solo hacía llorar y reír y me decía a mí mismo que estaba como una chota... Ese fue el trofeo, permitirme expresar delante de cualquiera toda emoción que aparezca... Y la carrera, que también la disfruté, espectacular...
Y me vuelven a decir que estoy sano, que la vida sigue acogiéndome entre sus brazos, me permite caer para aprender, pero no me suelta de la mano para volver a ponerme en pie. Me acaricia, me dice que siga así, que lo estoy haciendo bien, que la coherencia sigue primando en mi ser... Me vuelven a decir que estoy sano y no puedo sino agradecer...
Críticas que dañan, opiniones que laceran... Mis amigos me veneran, me tienen en un altar, pero si fueran amigos de verdad deberían decirme las cosas claras. Soy un producto inventado, pura fachada, egocéntrico hasta las trancas, pero tal vez lo único que sea es alguien que no se ajusta a sus expectativas... No acepto las críticas, también me dijeron, ¿escribirías en el blog si no te dijeran cosas bonitas sino todo lo contrario? Me lo tomé como un reto, acepté el reto, desnudando mi alma…
Pero permíteme darle un matiz positivo a mis escritos, siempre buscando el lado positivo, siempre buscando lo que debo aprender... Permíteme ver la inseguridad de la persona que hablaba por ti en lugar de dejarle el timón a tu corazón y que hablara tu ser, ese ser que yo sé que existe, ese ser que yo sé que es... Permíteme enfocarme en el amor que anida en tu interior, en lugar de ver tus ojos que chispeaban llenos de rabia… Permíteme sentir el dolor, pero reírme del drama, no identificarme con las circunstancias... Permíteme agradecer, permíteme ser como soy y, sobre todo, permíteme confiar en mí mismo y en la vida que me rodea, pues confío en este giro inesperado del destino que estoy seguro multiplicará mi caché personal y sumará enteros para seguir avanzando por este camino...
Lugar secreto, músicos inesperados, canciones que me llevaron sonriendo al pasado, sorpresa final, confesiones que no esperas y te dejan desarmado, un gol por toda la escuadra. Y después esta frase con la que me siento identificado: "Esa galleta que la mojas en el café y cuando estás a punto de llevártela a la boca, se rompe, cae y te salpica, dejándote con la boca abierta y cara de idiota. Esa galleta es la vida".
Nuestro juez más severo es la mente, no nos deja pasar ni una, pero si nos aceptamos como somos, podemos callarla definitivamente...
Anoche maté dos mosquitos, eran ellos o yo, pues me atacaban sin piedad y me picaban sin ningún tipo de miramientos. Y después llegó un sentimiento de culpabilidad, cómo fui capaz de cargarme a dos seres vivos... Entonces fue un buen momento para repetir una de las frases que cuelgan de la pared de mi baño: "Me acepto, me perdono y me amo". Me acepto como soy, perdono mi faceta asesina que subsiste en mi interior y me amo por encima de todas las cosas. Eran ellos o yo, así lo creí, y me los acabé cargando...
