Lo que hacía tiempo que no hacía, embarcarme en un debate defendiendo mi verdad y tratando de convencer a los demás... Hasta que una voz en mi mente me recordó: “Muchacho, ¿tú qué prefieres, tener razón o tener salud?” Esa pregunta siempre viene a rescatarme y me da la oportunidad de volver a sentirme en paz... Se acabó, ¡fin de la discusión!
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