Al igual que la cantante de Góspel que entró en trance al repetir durante el concierto la palabra Aleluya por lo menos unas trescientas veces, Aleluya fue lo que dije yo al aterrizar, por fin, en Barcelona. Después de dos intentos fallidos, a la tercera fue la vencida y esta vez sí me he podido reunir con las personas que he elegido como familia...
Sigo con la tradición de pasar el fin de año fuera de la isla, en esta ocasión, en mi segunda casa y rodeado de gente que me hace sentir feliz. A ver qué sorpresas me deparan...
Felicidades campeón, a disfrutar a tope.Un gran abrazo.
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