A veces, antes de comenzar, me vienen algunos pensamientos en plan: "¡Qué aburrimiento! ¿Otra vez presentando la novela? Si ya te han escuchado mil veces, se van a cansar de ti". Ese es el saboteador interno que está intentando, por todos los medios, que dejes de hacer lo que tanto te gusta hacer... Entonces trato de soltar esa vocecita interna y conecto con el disfrute y con la motivación con la que hago cada evento: "Si mis palabras pueden ayudar aunque solo sea a una persona, habrá merecido la alegría hacerlo". Y de repente... las personas que ya me han escuchado me siguen agradeciendo que les recuerde el mensaje. Y de repente... aparecen personas nuevas que no me conocían de nada y quedan contagiadas con las risas, optimismo y esperanza. Y de repente... YO sigo dando las gracias...
El vozarrón de Beni Ferrer, la musicalidad de Eva, la espontaneidad de la presentadora y un servidor nos subimos ayer al escenario con la intención de disfrutar al máximo porque tal vez sea la última vez, o no... Cuando crees que todo puede llegar a su fin, un nuevo horizonte se abre...
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