¿Y si esto fuera como Gran Hermano, una especie de experimento sociológico para analizar cómo nos comportamos en una situación tan inaudita como extrema? El mundo se ha convertido en un gran plató de televisión, todos somos concursantes de un reality show. Nos han explicado las reglas, que básicamente consisten en no unirnos sino jugar a la separación, sin nominar ni expulsar, solo aguantar hasta que la audiencia se aburra y deje de ver el canal, así que toca resistirnos o jugar a este juego impuesto. Acepto el juego, me pongo la máscara y actúo según las normas. ¿El premio? Observar desde mi confinamiento y preguntarme si estoy viviendo la vida que quiero... Cuando todo esto acabe, porque nada es eterno y algún día acabará, una realidad diferente nos espera y quiero recibirla con los ojos bien abiertos y despierto...
