Una imagen, un recuerdo, algo que te
removía y te acaloraba por dentro, sesiones de perdón ininterrumpidas hasta
desarmar lo tóxico y llenar el cuenco con aliento fresco... Y así llegas al ni fu ni fa, indiferencia
pacífica, continuar tu camino y seguir jugando fuera de la jaula en la que ya
no quise estar porque mi prioridad, por fin, era la libertad...
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