Cuando salgo de casa suelo escuchar a algunas vecinas porque se ponen a hablar en medio de la calle. "Tengo más posibilidades de sufrir una embolia" o "me cago en mi puta vida" son algunas de las lindezas que llegaron ayer a mis oídos, lo que me provoca risa por darme cuenta de la forma tan distinta que tenemos de ver la vida, una optimista, otra pesimista, una con el vaso medio lleno y otra con el vaso totalmente vacío... Preferí no arrastrarme por la corriente negativa, cambié de canal, así que miré al cielo, agradecí los rayos de sol que calentaron el comienzo del mes de diciembre y me embarqué en el crucero de disfrutar del día. No sé qué posibilidades tengo de sufrir una embolia o de morir, tampoco me interesa, así que prefiero enfocarme en las ganas inmensas que tengo de vivir...
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