En mi empeño por
hacer cosas que me apetecen y que nunca antes había hecho, hoy me
levanté más temprano de lo habitual, sobre las 6 de la mañana,
porque había quedado para ver uno de esos tan bonitos amaneceres que
nos regala la vida cada mañana. Al final no pudimos ver el amanecer,
o por lo menos no como el que yo me imaginaba, porque el cielo estaba
totalmente cubierto de nubes, pero la conversación entre mi amiga y
yo derivó en el perdón y en la necesidad de perdonar para no
quedarnos estancados en el pasado.
Hoy ha sido una
mañana de reflexión para reafirmarme en lo importante y fundamental
que es perdonar, en reconocer que es difícil perdonar, pero ser
consciente de que si se quiere...se puede. Hoy, tal vez, la clave está en perdonar, en buscar herramientas que nos ayuden a ello y
en ayudar a personas que me han reconocido que no pueden perdonar...
Hoy, a partir de las
5, cerraré los ojos y dejaré que, únicamente y más que nunca,
hable mi corazón...
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