Mis manos son hojas
que se nutren con el rocío de la mañana y esperan con ilusión la
caricia de los primeros rayos de sol, mis brazos son ramas que
sustentan esas hojas y que bailan al ritmo de una brisa cálida, mi
tronco es el tronco, fuerte y flexible, mis piernas son la prolongación de ese gran tronco, firme y robusto, y mis pies son raíces
que se hunden hasta el fondo de la tierra para quedar bien plantado
ante la vida...
Abracé
un árbol y ahora me
siento árbol,
le dí mi vida y me dio vida, le pedí que me ayudara y me llegó su
ayuda. Ahora no pienso, sólo sigo sintiendo el sonido del tambor
invocando a la madre tierra para que fluya la vida, mi vida...
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