El viernes fui a dar un paseo y, sentado en un banco, pude ver esto...
Con la cabeza ligeramente inclinada hacia atrás, mis ojos podían divisar el azul intenso del cielo y la copa de un árbol frondoso, un árbol fuerte y verde, verde esperanza, esa esperanza que nunca debes perder. Entonces sonreí y agradecí estar viendo eso y me preguntaba por qué no lo hacía antes. Después me levanté y, mientras caminaba, agradecí estar haciéndolo y me preguntaba por qué no lo hacía antes. A la par que andaba, escuchaba música y agradecí tener unos oídos que escucharan y me preguntaba por qué no lo hacía antes. ¿Por qué antes no hacía esas cosas? ¿Por qué no me paraba un momento para pensar lo afortunado que soy por andar, ver y oír? ¿Consideraba que todo eso era un derecho y no una bendición por la que estar agradecido?
Ahora sí doy las gracias y sonrío por ello...
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