Hoy también estoy de aniversario, hace ya ocho años, un encuentro que cambiaría el curso de los acontecimientos. Sentir su presencia, sus palabras asertivas, su escucha activa, estar receptivo a lo que me decía sin creer ni dejar de creer en lo que decía, cuestionar mi propia felicidad y abrir la puerta a un mar desconocido, desenterrar los tesoros escondidos que yacían en el fondo del olvido, mirar de frente a mis miedos, apostar por la esperanza, hacer de lo imposible una realidad... Todo eso comenzó un martes 25 de septiembre, hace ya ocho años, toqué la puerta y allí estaba él, al otro lado de la fina línea que separa la muerte en vida de la propia vida... Y me lancé, me atreví a cruzar la línea para contagiarme con su energía...
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