El unicornio invisible

Siempre aparece a mi lado, en forma de globo, pegatina, un dibujo estampado en una camiseta o incluso en forma de helado. Sí, señoras y señores, encontré en una cafetería de Barcelona un sabor de helado llamado Unicornio...

El unicornio invisible siempre me acompaña y cada vez que lo veo me acuerdo de ella, ¡cómo olvidarme de ella! Ya lo decía el Principito: lo esencial es invisible para los ojos, solo con el corazón se puede ver bien, y yo la sigo viendo aunque no la pueda tocar... Me permito echarte de menos, estos días te estoy echando especialmente de menos, la de risas que nos hubiéramos pegado, pero sonrío al saber que sí estás...

Todo pasa para mi máximo beneficio

Hoy hubiera estado con mariposas en el estómago, a punto de coger un avión para embarcarme en una aventura sin precedentes, pero en cambio me encuentro en casa con la intención de prepararme un desayuno deluxe y soñar con ese viaje que algún día espero poder hacer... A veces, las circunstancias externas no permiten cumplir ciertos sueños, tal vez no era el momento perfecto, me gusta pensar, todo pasa para mi máximo beneficio, pero no por ello voy a abandonar la idea y será una proyección de futuro. Mientras, la vida me seguirá regalando experiencias que me aporten magia y locura, ingredientes que quiero que sigan presentes en mi vida hasta el día en que me muera...

Hace ya ocho años...

Hoy también estoy de aniversario, hace ya ocho años, un encuentro que cambiaría el curso de los acontecimientos. Sentir su presencia, sus palabras asertivas, su escucha activa, estar receptivo a lo que me decía sin creer ni dejar de creer en lo que decía, cuestionar mi propia felicidad y abrir la puerta a un mar desconocido, desenterrar los tesoros escondidos que yacían en el fondo del olvido, mirar de frente a mis miedos, apostar por la esperanza, hacer de lo imposible una realidad... Todo eso comenzó un martes 25 de septiembre, hace ya ocho años, toqué la puerta y allí estaba él, al otro lado de la fina línea que separa la muerte en vida de la propia vida... Y me lancé, me atreví a cruzar la línea para contagiarme con su energía...

Este niño sigue creciendo...

¡8 años ya! Número infinito, este niño sigue creciendo, y si echo la vista atrás sigo recordando con absoluta claridad la primera vez que me puse frente al ordenador para escribir en este rinconcito: algo tímido, asustado, con la canción de Rosana Arbelo cantándose en mi mente para liberar mis miedos, esperanzado... ¡Cuánto camino recorrido juntos, cuántas emociones contadas a golpe de teclado, cuánta sanación entre palabra y palabra, cuánta vida derramada! Y seguimos, seguimos compartiendo hasta que la vida quiera...

Y siempre, siempre, siempre, me acuerdo con inmenso agradecimiento del que tuvo la genial idea de que compartiera mi sentir a través de las letras...

Vale más...

Y por aquí dejo algo que leí: vale más un gramo de práctica que una tonelada de teoría. El conocimiento no equivale a sabiduría, el conocimiento consiste en hacerlo, así que manos a la obra...

Vive y deja vivir

No conozco a la persona perfecta porque el ser humano es perfectamente imperfecto. Si nos plantáramos una cámara de vídeo en la frente y pudiésemos revisar todo lo que hacemos durante el día, dudo que lo bordemos: un abrazo que hemos dado porque no nos hemos podido aguantar, la mascarilla que se nos ha olvidado al salir del coche o que con disimulo la bajamos por debajo de la nariz porque nos cuesta respirar, el gel hidroalcohólico con el que no hemos embadurnado bien el dedo meñique izquierdo... ¿Qué sucede? Que nos creemos perfectos y cargamos contra todos los demás, esa manada de inconscientes, egoístas e irresponsables que no saben hacer las cosas bien. Eso como mínimo, porque algunos ya tachan a otros de asesinos por un simple descuido... Claro, yo soy perfecto y como tal me tomo la licencia de repartir culpa por doquier: por tu culpa nos pueden volver a confinar. Así estamos acojonados, sintiéndonos culpables por lo que pueda suceder a los demás. Si abrazas a tu abuelo seguramente morirá, te dirán. Déjenme recordarles que el abuelo de esta chica tarde o temprano morirá, al igual que yo, quizás incluso antes que él, la muerte es la única verdad inexorable del ser humano, pero parece que con el virus actual pretendemos inmunidad que ninguna medida de prevención nos va a garantizar. Y con eso no quiero decir que estoy en contra de las medidas preventivas ni muchísimo menos, pero las campañas de prevención basadas en el miedo nunca han sido efectivas, eso lo leí por algún lado. Sin embargo, aquí estamos implantándolas para generar una guerra sin cuartel entre nosotros los humanos. Perdón por mi imperfección, me delato de antemano. Y en medio de esta reflexión, el lema de Timón y Pumba retumba en mi cabeza: Hakuna Matata, vive y deja vivir. Pues eso, a mirar nuestras contradicciones en lugar de vigilar de forma exhaustiva lo que está haciendo el de al lado...

 

Un cazador de emociones

Este es de los míos, fue lo que pensé cuando me dijo que se consideraba un cazador de emociones, pues con su cámara en mano y unos cuantos artilugios más que yo no sabría definir bien, es capaz de hacer cualquier fotografía o vídeo que le propongan y captar la emoción del momento... Observa, siente y crea, así se comporta este gran profesional y amigo, capaz de sacar lo bello de la nada...

Tú salta, simplemente salta, y entonces salto con todas mis ganas, un salto de alegría, un salto liberador, un salto reivindicativo, respirando aire puro con todas mis ganas, un salto de agradecimiento por tratarme como a un niño y consentirme con su fotografía, un salto lleno de vida...

Me quedé sin boda

Me quedé sin boda, pero sí tuve despedida, no de soltero sino de seres maravillosos que se juntaron alrededor de una mesa para abrir sus almas. Si alguna vez me casara, que no creo, los invitaría a todos a la boda, gente buena con la que me encuentro... El alcohol hizo de las suyas y tapó la vergüenza para que cada uno hablara sin temor a ser juzgado y compartiera sus heridas, algunas de ellas aún sin cicatrizar. Unos con miedo y cierto recelo, otros a calzón quitao, a corazón abierto, libres como peces en el agua... Qué maravillosa sensación la de sentirme en paz al hablar de mi pasado... 

¡Te mantiene todo el tiempo en vilo!

Un mes y unos cuantos días después de la presentación de Y de repente... YO, me siguen llegando comentarios y felicitaciones de las personas que ya lo han leído. Me ha llevado a Sri Lanka, me dicen algunos, que no se han resistido a mirar por Internet los lugares que visitó la protagonista durante su aventura. ¡Te mantiene todo el tiempo en vilo!, me comentan otros, pues la trama tiene muchas sorpresas y giros inesperados. Divertido, tuve que parar de leer para reírme con ganas, hacía tiempo que no me reía tanto con un libro. Demasiado corto, ahí coinciden la mayoría, tuve que racionarme las últimas páginas para no acabarlo, pero a la vez no quería parar porque tenía curiosidad por el final. Un libro que te invita a reflexionar... Y sobre todo el final, qué forma de enrevesar la historia, me confesaron, que a más de uno deja con ganas de saber más y por eso me piden una segunda parte...

Sentir la gratitud y emoción de los lectores es algo impagable con dinero, verlos disfrutar con algo que escribí con sencillez y alma, no tiene precio... Infinitas gracias y que Alicia siga conquistando muchos corazones...

No trates como prioridad...

Y sin conocerme de nada me ofreció un cambio de asiento, pasillo, y además una salida de emergencia para estar mucho más cómodo. Me sentí como lo que debo ser, una prioridad, y agradecí el generoso detalle. ¡Qué mejor manera de comenzar un viaje! Y eso me hizo recordar una frase que en estos momentos me viene como anillo al dedo: no trates como prioridad a quien te trata como opción. Feliz de coger un nuevo avión y regresar, una vez más, a la que por sobradas razones considero mi segunda casa...

Me requeteencantó

 Y por cuarta ocasión, esta vez en versión original y sin subtítulos y en un cine al aire libre que me requeteencantó, vi la película de Bohemian Rhapsody. Me sigue sorprendiendo la expresividad del actor que da vida a Freddy Mercury, la creatividad reflejada a través de su mirada, la conexión con su piano, su éxtasis al cantar... Si él puede crear música, yo puedo crear palabras, pensé, y un remolino de ideas apareció en mi mente de repente... Para terminar, una cita para el recuerdo de este cantante que se ha hecho leyenda: «Lo más importante, querida, es vivir una vida fabulosa, sin importar cuán larga es».

Solo sé que no sé nada

Ya lo decía Sócrates: solo sé que no sé nada. Y a modo particular añadiría que en el hipotético caso de que supiera algo, a veces es mejor no saber. Con esta filosofía empiezo este nuevo mes…