Pongámonos en la peor situación, imaginemos que sucede aquello que tanto
nos asusta, lo que nuestra mente ha catalogado como lo peor que nos pueda
pasar. Siente el miedo que te abraza, la angustia que te respira… Entonces
hazte una pregunta: ¿Y qué más da? Exhala el temor que está inundando tu
corazón, libérate de la tensión… Vuelve a repetirte la pregunta: ¿Y qué más
da? ¿Y si detrás de eso que aparentemente sucede hay una oportunidad para
desacreditar las elucubraciones de nuestra mente y darnos cuenta de que no era
para tanto? ¿Y si nos hacemos más sabios experimentando eso que tanto miedo nos
generaba? ¿Acaso es el final si sucede aquello que tanto tememos?
Me encuentro en un bosque frondoso y camino hacia un lago con aguas
cristalinas y curativas. Me sumerjo totalmente, puedo respirar con normalidad.
Abro los ojos y no me molestan al estar en contacto con el agua, sonrío… ¿Y
qué más da? Yo también me hago esa pregunta… ¿Qué necesito? Estar,
simplemente estar…
Magnifica actitud.Me sumo a la misma.Un abrazo.
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