Y cuando sin querer lanzas el mando del garaje
junto con la botella de plástico vacía, te ves en la odisea de introducirte en
el contenedor de basuras para recuperarlo, lo que me recordó la simbología de
la meditación, mirar hacia dentro y remover entre los escombros para descubrir lo que verdaderamente eres... ¡Menudo
espectáculo si alguien me llega a hacer una foto! La sorpresa fue cuando me
encontré el contenedor bastante limpio y pude rescatar el mando sin problemas, ¿será que tal vez ya he hecho limpieza previa y no hay tanta basura como antaño? Me dio por pensar...
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