Entonces los vi correr, a los más pequeños, unos
agarrados de la mano de un amigo, velaban por la seguridad de su compañero, otros
en vaqueros, daba igual la vestimenta, lo importante era correr y disfrutar, algunos
haciendo zigzag entre los conos sin importarles el sendero que debían seguir,
iban libres como el viento, estaban los que se esforzaban por ganar y los que
se esforzaban para no rendirse y llegar, incluso hubo quienes no llegaron
porque por el camino se cayeron o se cansaron y no quisieron continuar, sin
vergüenza, no eran niños adulterados… Y mientras los vi correr, sonreí, aplaudí,
animé, me estaban dando un gran ejemplo y me sentí uno de ellos…
No hay comentarios:
Publicar un comentario