Ayer volví a coger
el papel de observador, observador de mis propios pensamientos.
Me imaginaba sentado en un gran sillón, con el codo izquierdo
apoyado sobre uno de sus enormes brazos y la mano sobre la barbilla,
pendiente de un televisor donde se proyectaban todos mis
pensamientos...
Las imágenes se
sucedían, los pensamientos iban cambiando sin necesidad de utilizar
el mando. Mientras, yo simplemente observaba, sin intentar identificarme con ellos, simplemente observaba.
Al principio costaba, después no tanto, y al final me daba
absolutamente igual, neutro total ante lo que veía. Un gran vacío
se creó, una inmensa paz se apoderó del espacio y en la
televisión...no me acuerdo qué estaban poniendo en la televisión...
Eso lo conseguí
tras una meditación pero, ¿y si pudiera vivir siempre desde la
posición del observador?
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