Y cuando sientes que el mundo gira y gira tan deprisa y te ves sometido a un estrés máximo, tienes la opción de frenar, de ralentizar el ritmo, incluso parar por completo para recuperar tu centro... En tus manos está no dejarte absorber por lo urgente que aparentan ser las cosas y permitir que lo verdaderamente importante sea tu prioridad...
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