Con tanto revuelo, que ayer no se hablaba de otra cosa, estoy cayendo en la cuenta de que hace ya algunos años, a través de este blog, yo también me hice un Shakira... Con palabras, aunque sin nombrar expresamente a nadie, pude soltar mi rabia o lo que en ese momento tenía dentro y solo puedo decir una cosa: fue sanador, liberador y crucial para dar pie a una nueva versión... Por eso ayer, cuando escuché la canción, lo primero que me salió decir es que fue un canto a la sanación, más allá de que esté de acuerdo o no en su forma de actuar, ni en la de Piqué, ¿quién soy yo para juzgar? ¡Bravo por ella si está en paz! ¡Bravo por él si está en paz! Y si no, que se perdonen a sí mismos o lo gestionen como buenamente puedan, pero ¿quién soy yo para juzgar? ¡Gracias Shakira por la canción y por recordarme que la ira es también una parte del duelo por la que debemos transitar!
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