A esa vocecita que te aprieta la garganta y te deja sin aliento, dile no sé; a esa vocecita que te aprisiona por la espalda y trata de paralizarte, dile no sé; a esa vocecita que se presenta sutil e inocente, pero que si la escuchas y crees firmemente lo que te cuenta puede ser un veneno mortal, dile no sé... No sé, ya se verá, gracias por participar...
Pa’ gustos colores, se suele decir, y cuando alguien lee un libro cabe la posibilidad de que le pueda gustar o no. Ayer me encontré con una vieja amiga y le pregunté si había leído mi novela, a lo que respondió que sí, pero que no le había llenado del todo. Le costó tanto decírmelo que se llegó a disculpar, como si me fuera a molestar… Cinco minutos después, en la tienda de al lado, una auténtica desconocida se posó frente a mí y me preguntó: «¿Tú eres el chico del libro?». Al decirle que sí, me dio las gracias por haberlo escrito… La conclusión que saqué es que siempre debo enfocarme en el propósito de la novela, la intención con la que la escribí, que era transmitir un mensaje con el que los lectores pudieran conectar y sentir, que es vivir. Todas las críticas, mientras sean constructivas, son bien recibidas, pero ni una crítica mala me debería hundir, de la misma forma que una crítica buena no debería hacer que mi ego de escritor se inflara. Cada lector tiene un filtro distinto, una visión diferente, pero yo siempre en equilibrio, conectar con el disfrute que sentí al escribirla y el lema que siempre me acompaña: «Si gusta y hace sentir aunque solo sea a una persona, habrá merecido la alegría de escribirla».
Quizás es por lo que representan unos juegos olímpicos, pero es encender el pebetero y ponerme en acción enganchado a la televisión animando cada opción de medalla. El deporte representa el esfuerzo y la superación, los deportistas juran respeto, juego limpio, inclusión e igualdad y el mundo se muestra unido, juntos ante la adversidad... Y si a alguno de nosotros nos entra alguna excusa, solo hay que recordar lo que representan estos deportistas para dejarnos de tonterías y comenzar a actuar...
Cuando no es cosecha mía, sino que lo escuchas de la boca de alguien y lo quieres transcribir tal cual:
«Me he caído, y luego me he levantado. También me han derrotado, pero me he dado cuenta de que la derrota no significa que pierdas. Solo pierdes si dejas que la vida te robe el amor y la compasión que llevas dentro, perder es no escuchar el latir de nuestros corazones, nada podrá vencerte mientras te quede amor, por un hombre, una mujer, un anciano, un niño, incluso un gato o una flor, pero no dejes de amar, no lo olvides, siempre amor…».
Calla, si tus palabras van a generar conflicto en lugar de paz, calla, cierra la boca, no digas nada, aprende a expresar con asertividad antes de largar lo primero que se te pasa… Más importante que decir las cosas es cómo decir las cosas… Respétate, pero respeta también a la otra persona…
Respirar hondo, observar el entorno, interactuar con la gente, soñar despierto, protagonista de un cuento, un inicio de ensueño, una trama por desvelar... Lo que quería, existe... Creerme merecedor de lo que estoy viviendo...
Cuando me envían frases como esta y mi respuesta es un rotundo PUES SÍ: «No es posible despertar a la conciencia sin dolor. La gente es capaz de hacer cualquier cosa, por absurda que parezca, para evitar enfrentarse a su propia alma. Nadie se ilumina fantaseando figuras de luz, sino haciendo consciente su oscuridad».
Sigo diciendo que todos los días estamos sanando y lo debemos hacer con mucho cariño y amabilidad hacia nosotros mismos…
De Barcelona siempre me traigo algo, ya sea una experiencia nueva como practicar paddle surf a primera hora de la mañana para ver la salida del sol, una persona con la que no hacen falta más de cinco minutos para saber que vas a conectar con ella o una expresión de esas que me enamoran: ¡¡¡Muérome!!! Y si encima la persona y la expresión vienen en el mismo pack, agito los brazos en plan Rosario Flores y muérome todo de amor...
Muérome todo, siempre es necesario dejar morir lo antiguo para que salga a relucir tu nueva versión...
La nueva enfermedad que me han diagnosticado se llama Teritis, pero no se asusten porque no es mortal y tiene un remedio natural más efectivo que cualquier químico que te puedas meter en el cuerpo: pasar una semana con ella de vez en cuando. Siguiendo estas indicaciones, asunto resuelto, mi corazón se expande agradeciendo cada viaje que supone un reencuentro no solo con ella, sino con la otra estrella que nos cuida desde el firmamento...
Ni se cuántas veces me caí, pero me volví a levantar... Solo tropieza el que camina y también hay lugar para el error, bendito error, eso es lo que canta Rozalén en una de sus estrofas de su tren, ese tren que te invita a coger porque tal vez nunca vuelva a pasar... Ni sé cuántas veces me caí, pero me volví a levantar...
Tetas caídas, nariz prominente, arrugas en la piel... Muchos recurren a la cirugía estética para sentirse bien consigo mismos cada vez que encuentran "defectos" en su cuerpo. Nos enfocamos en lo de afuera, en cambiar la carcasa como si de un móvil se tratara porque pensamos que el interior no se puede cambiar, este viene de fábrica y es imposible modificarlo...
La gente no cambia, eso solían decirme desde pequeño y con ese lastre crecí hasta que un día cambié para estar mejor conmigo mismo. Sí, se puede cambiar, modificar los patrones que esclavizan tus actos, modificar el vocabulario con el que te describes a ti mismo, modificar la visión de tu realidad… Y si cambias lo de dentro tal vez ya no consideres necesario cambiar tu diseño exterior...
Momentos de parar, poner el freno de mano y observar... Hay incoherencias, da igual lo mínimas o pequeñas que sean, hay incoherencias... Entonces me pongo a limpiar, dejo mi lugar, no estar donde ya siento que no debo estar... Cada parón me invita a reflexionar y después actúo en consecuencia... Sigo vivo, sigo sanando...
¿No pedías arroz? Pues toma tres tazas... Eso es perfectamente lo que me podrían responder. Lo que empezó con un me encantaría que me encantase se convirtió en un me encantó y ahora toca seguir comiendo del cuenco...
Parar, respirar y ser consciente de que lo más importante en la vida es tener salud... Si me quedo con ese mensaje, bienvenido sea...
