Ésa es la pregunta que me planteé dos días después de venir de viaje mientras me tomaba un cortado en una cafetería del Biosfera, aunque el lugar es lo de menos, lo importante es la pregunta que me hice "¿y ahora qué hago?". El viaje y el reto de saber si podía viajar o no ya había acabado y, por otra parte, el curso de italiano en el que me había inscrito estaba llegando a su fin. Por lo tanto, sentía la necesidad de tener nuevas ilusiones y proyectos, objetivos que alcanzar, motivarme a mí mismo con cosas que podría lograr o, por lo menos, que pondría todo de mi parte para conseguirlas. ¿Ilusionarme con un nuevo viaje tal vez, el que llevo realizando desde hace cuatro años para celebrar el fin de año en otra parte del mundo? ¿Hacer un nuevo curso de idiomas, tal vez para recordar mi alemán olvidado o iniciarme en el complicado francés? No me apetecía nada estar de brazos cruzados esperando a......uff, la sola idea de no tener nada que hacer y sólo esperar a lo que venga...no me gustó y me emocionó, pero afortunadamente estaba conmigo uno de los pilares más importantes de mi vida, que me levanta cada vez que tropiezo y me hace sonreír.
Mi madre pensó que este año lo quería aplazar, lo de viajar en fin de año, pero al contestarle con rotundidad que no, me respondió "lo mejor que haces". Por consiguiente, les adelanto que me apetecería mucho, muchísimo, celebrar el fin de año en otro país, probablemente europeo...ilusión no me falta, y que tal vez tenga que entrenarme en algún idioma aunque sólo sea para decir que SOY FELIZ POR ESTAR EN ESE PAÍS.
Me parece una idea estupenda! Espero que salga!!
ResponderEliminarHace un ratín me llamaste pero estaba justo hablando con Dipa, ,mañana si eso te llamo y me cuentas novedades. Un besazoooo!