Mi amiga le dijo a su amiga vale, yo le dije a mi amiga vale y así acabé participando en una travesía de 4000 metros sin haber nadado desde abril... Fui el último en llegar, pero qué regusto tan dulce se me queda en el cuerpo al haber llegado a la meta ya que hubo momentos en los que pensé en retirarme, tragar agua salada tiene sus consecuencias, jeje, y aunque para mí hay momentos en que rendirse sí puede ser una opción válida, no hay que forzar la maquinaria, también es importante observar la mente y no rendirse a las primeras de cambio, para que no te quedes con la sensación de no haberlo intentado...
Por cierto, llegar el último es una experiencia nueva y a mí me encanta vivir cosas nuevas por primera vez, así que qué más puedo pedir...
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