“¡No
puede ser!, ¿será verdad?”
Mis
ojos se encontraron con su ser y tuve
la certeza de que era ella, pero a la vez la duda rondaba por mi
cabeza por
lo camuflada y desapercibida que pasaba entre la gente, “¿cómo
nadie más es capaz de reconocerla?”
La
duda existía, pero quise
aprovechar la oportunidad para
salir de dudas, así que
vencí mi vergüenza para susurrar su nombre con timidez pero
con firmeza,
como aquel que no las tiene todas consigo aunque
sin
embargo apostaría
toda su fortuna a que es ella...
Entonces se dio la vuelta, me miró y confirmé que era quien
yo
intuía
que era
y el chinijo que llevo dentro se empezó a emocionar… “Me
encantas, ¿te puedo abrazar?”,
le solté de sopetón, aguantando el tipo para no comportarme como un
fan total,
que lo soy, así
que
ni
fotos, ni vídeos ni nada que pudiera llamar la atención de la
gente, pues lo prioritario era vivir el momento único e irrepetible
que me estaba brindando la vida…
Y me abrazó, y la abracé, esos segundos que
duró el abrazo
solo existíamos ella y yo... "¡Qué
lindo!", exclamó alguien que
la acompañaba y
que estaba siendo testigo de nuestro diálogo íntimo…
Sí,
fue lindo encontrarme con ella y
mientras la miraba pensé:
“Si
ella
supiera
que el blog lo inicié, aquel
24 de septiembre de 2012,
con
una de sus canciones que se convertirían en un himno para levantarme
cada vez que me caía y poner el foco en la vida en
lugar del miedo...”
Sin
miedo siento que la suerte está conmigo
y todo, gracias a ella… Y cuando nos despedimos mi niño chico,
tan contento como si llevara zapatos nuevos,
comenzó
a saltar de alegría…