Y cuando alguien me confiesa que ha comenzado a leer mi primer libro para ver si le ayuda a vivir con tanto entusiasmo como lo hago yo, me pregunto a mí mismo si sigo viviendo la vida con entusiasmo… Y sonrío al conocer la respuesta, una afirmación rotunda que me dice que sí, que vivo de ganas por vivir, que me encanta vivir, que la vida son subidas y bajadas pero saboreo cada instante que es vivir, porque una vida sin entusiasmo es como un barco a la deriva, sin rumbo, sin pasión, en definitiva, sin vida… Y la vida sin vida, no tiene sentido…
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