Si fuéramos conscientes de que las palabras pueden convertirse en un arma arrojadiza con las que cometer un homicidio... Cuando emitimos juicios sin ser pedidos, cuando vamos con la sinceridad por bandera y opinamos a diestro y siniestro sin importarnos cómo podría sentirse la otra persona... El otro día escuché la palabra sincericidio y pega mucho con este escrito... La sinceridad está sobrevalorada, últimamente lo repito mucho, y cuando recibimos un balazo de ese tipo tenemos la opción de no tomarnos las cosas de forma personal, pero también es nuestra responsabilidad saber qué decimos y cómo lo decimos cuando nos dirigimos al resto para no herir al prójimo... Antes de hablar suelo hacerme esta pregunta: ¿lo que vas a expresar puede generar paz o conflicto?
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