No hay nada como experimentar en primera persona para darnos cuenta de las cosas... Ni corazón, ni mente, sino una fusión entre las dos... Cuando entramos en conflicto con nosotros mismos lo mejor que debemos hacer es ponernos en nuestra otra piel y tratar de comprender por qué nuestra otra parte actúa de esa manera. ¿Si yo, corazón, lo veo de esta manera, por qué la mente lo ve de otra forma? Nos ponemos en sus botas para buscar respuestas a qué siente, qué piensa, por qué no escoge lo mismo que yo... Al final no debe haber lucha entre las partes, sino una comunión entre las dos para dar con la mejor solución… Y así con todo, la mejor manera de disolver conflictos, ya sea contigo mismo o con otras personas, es tratar de comprender también a la otra parte...
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