lunes, 20 de junio de 2016

Las azafatas tienen mucha paciencia

Personas que, por fin, permiten mostrarse tal y como son, expresándose sin límites y deleitándonos con su baile. Ese es uno de los muchos recuerdos que me llevo, sobre todo ese, ver la cara de felicidad de la otra persona al liberarse, pues a eso vinimos, a conseguir la libertad infinita. Libertad también tuvieron las otras personas para llorar, reír, sanar y cantar, porque también hubo canciones inesperadas que a unos crispaba y a otros emocionaba, un círculo dentro de otro círculo que se convirtió en el himno del retiro, pero ahí está la enseñanza, que el evento es neutro y si te produce conflicto sabrás emprender la acción adecuada: aceptarlo, cambiarlo o marcharte, pero siempre desde la paz. Y el silencio, por fin se hizo el silencio…



Y cuando cogemos el vuelo de vuelta siempre es una fiesta y he de reconocer que las azafatas tienen mucha paciencia. Es curioso pero, incluso dentro del avión, te puedes dar cuenta de tus creencias. Siempre es un buen momento para tomar nota de ellas.


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